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El beso

—Él la jodió—. Enojada, aparté sus manos errantes de mí y me hice lo más pequeña posible. —¿Por qué me secuestraste?—, pregunté, ya sin interés en él. Mi pregunta hizo que levantara la cabeza hacia mí. Sus ojos estaban mucho más claros ahora. Esas manchas soñadoras de sus ojos brillantes estaban des...