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Atrapados juntos

—¡Oh, Dios mío, Axe... Axel, sí, voy a... correrme! —gemí más fuerte en cuanto sentí sus dedos penetrar en mi húmeda c***a de una manera similar a unas tijeras, mientras su boca estaba en mi clítoris, mordiéndolo un poco bruscamente.

—Sí, nena, córrete para mí, tu sabor es increíble —gruñó mientras...