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Por favor, no te vayas

Al darme cuenta de que era Adrian, me levanté de inmediato y abrí la puerta. En el momento en que sus ojos se posaron en mí, se llenaron de lágrimas. Sin decir nada, me atrajo hacia él, abrazándome fuertemente, evidentemente mostrando que no quería perderme. Se sentía como en casa y, aunque sabía qu...