Read with BonusRead with Bonus

Vete al carajo

Con mis dedos todavía en su cabello, comencé lentamente a mover mis caderas, lista para sentirlo dentro de mí.

—¿Impaciente, eh? —Notándolo, se rió antes de deslizar su mano entre nuestros cuerpos y llegar a mi coño.

—Sí, oh Dios —Un gemido salió instantáneamente de mi boca cuando sentí sus dedos ...