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CAPÍTULO 12: DESEO INCONTROLABLE

Solo entonces todo pareció entrar en su cerebro. Ya había vendido su cuerpo a este hombre. Se sintió aún más pequeña. No era diferente de una prostituta.

De repente, las lágrimas comenzaron a fluir de sus ojos. No podía dejar de sollozar. El hombre que aún estaba encima de ella le secó las lágrimas...