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Capítulo 11: Perforando profundamente sus colmillos

Silencio.

Incómodo.

Y, como de costumbre, una tortura.

Así se podría resumir su segunda cena. Otra vez.

El Maestro no dijo nada más después de esa ilustre confesión suya. Amanda permaneció inteligentemente en silencio, actuando como si disfrutara de la comida cuando en realidad su estómago parec...