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Capítulo 85

Amaya se detuvo en el umbral de la habitación de su padre, enfocándose en el hombre que había hecho de su vida un infierno, recostado en la cama.

No se merecía esto; nadie merecía sufrir así, con la mente y el cuerpo desmoronándose, despojados de dignidad, sin importar sus pecados.

¿Había venido c...