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Capítulo 58

A crédito de Amaya, no apartó la mirada ni dio un paso atrás.

«Si él quería jugar, entonces ella también podía jugar», pensó para sí misma. Sabiendo muy bien que, de cualquier manera, quería que esto sucediera, y Dios sabe que también esperaba algo de él.

—Oh, demonios, Chase. Estás equivocado. Na...