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Capítulo 16

Al día siguiente, a las seis y cincuenta de la tarde... ¿Y dónde estoy?, pensó Amaya. Todavía en la oficina. Era la última en pie. O sentada, en realidad. En su escritorio, con la computadora parpadeando frente a ella y las columnas de ganancias y pérdidas exigiendo atención. No atención inmediata, ...