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Capítulo 3: Hipnotizame, profesor

Capítulo 3: Hipnotízame, Profesor

Aparté la mirada rápidamente, fijándola en algún punto de la mesa y sintiendo que ni siquiera podía respirar. Me eché el cabello hacia adelante para que me cubriera como una cortina y así evitar su pesada y penetrante mirada que parecía atravesar mi alma, recordándome lo que pasó en su oficina. No podía entender por qué mi cuerpo actuaba así cuando estaba cerca de él, definitivamente me intimidaba un poco.

Bueno, no un poco, mucho.

—Hola, un placer, clase de ingeniería —comenzó a decir—. Soy Hades Parker, el doctor; Hades Parker, me especializo en pediatría, también tengo un título en derecho y soy ingeniero. No soy psicólogo, pero tengo cursos en terapia, salud mental y neurociencia, y soy un fanático de la hipnosis. Así que este año enseñaré psicología, verán esta materia. ¿Tienen alguna pregunta?

«Santo cielo».

Pero este tipo era un genio, ¿cómo podía estudiar todo eso y seguir siendo joven? Aunque... realmente no sabía cuántos años tenía.

Si antes me parecía intimidante, ahora me parecía sobrenatural.

Todos estábamos sin palabras ante la deslumbrante carrera del profesor Parker, lo más curioso era que la universidad lo contrató para enseñar psicología o más bien; que él aceptara dar esta clase, siendo una persona tan bien educada y teniendo su propio consultorio como médico.

Uno de los chicos de la clase llamado Andrew levantó la mano y el profesor lo señaló dándole la palabra para lo que fuera a preguntar.

—¿Por qué estudió las cosas más difíciles? —dijo Andrew, pareciendo boquiabierto ante Hades Parker.

Todos estábamos asombrados.

El profesor se encogió de hombros desinteresadamente para decir:

—Buscando desafíos.

Uhm, también era arrogante.

Otra chica levantó la mano, pidiendo hablar y el profesor la señaló, pude ver cómo se sonrojaba notablemente con ojos brillantes de adoración hacia él, aparentemente no solo tenía ese efecto en mí sino en todos ellos.

—¿Usted escribió los libros sobre hipnotismo? —preguntó.

El profesor asintió.

Creo que tenía que leer esos libros, ahora me habían llamado mucho la atención.

Otro chico levantó la mano y el profesor le dio la palabra.

—¿Nos puede dar clases de hipnosis? —preguntó.

Hades se rió metiendo las manos en los bolsillos y dijo:

—Puedo darles una introducción porque esos no son los temas que cubriré en clase. La hipnosis es un arte peligroso que no todos pueden dominar porque puede destruirte, es manejar el cerebro, los pensamientos y las emociones de una persona.

Me estremecí sin siquiera saber por qué.

—¿Otra pregunta? —continuó el profesor.

Esta vez fue otra persona quien levantó la mano, el profesor le dio la palabra.

—¿Puede volar por casualidad?

Todos rieron, el profesor se hizo a un lado y dijo:

—Sí, tomé clases de aviación.

Uhm.

Aparentemente ese hombre tenía un cerebro enorme con el que podría abofetear a cualquiera, nunca había conocido a alguien tan versátil antes.

Bueno, si su cerebro era tan grande, entonces ¿qué tan grande sería su...

Detuve mis pensamientos.

«No, Nube, ¿pero qué piensas?»

Pero era inevitable pensarlo, este hombre teniendo tanto control sobre todo debe ser un dios del sexo...

«Basta, Nube».

Me intimidaba, y podía ver a todas las chicas y a varios chicos suspirando por él también. La clase fue corta, solo dio los títulos del contenido que veríamos el resto del semestre, su correo electrónico y las horas en las que estaría disponible para responder preguntas estrictas de la universidad.

Definitivamente, ahora los lunes serían muy interesantes.

Cuando la clase finalmente terminó, solo escuché comentarios sobre el profesor Parker, diciendo lo bueno que era, su olor, el tamaño de sus manos, sus pies, sus músculos, sus miembros, su ropa. Solo quería tomar aire y alejarme de él. Estaba a punto de salir del aula cuando de repente alguien me tomó del brazo. Me di la vuelta encontrándome con los ojos verdes que una vez me gustaron, era Rafael; mi ex.

Ahora estaba peor porque me disgustaba que siquiera me tocara.

—Hola —dijo Rafael. Verlo y hablar con él ahora siempre me parecía extraño después de todo lo que pasó, simplemente me desagradaba.

—¿Qué? —pregunté, zafándome de su agarre, liberando mi brazo.

Él frunció el ceño.

—Mírate, antes no podías despegarte de mi brazo rogándome amor y ahora me tratas así como si apestara —comentó.

Entrecerré los ojos, aun así, tuvo el descaro de recordarme lo cariñosa que era con él de una manera tan denigrante como si le hubiera «rogado amor». Nunca lo hice, cuando estábamos juntos fui leal a él y le mostré mucho afecto, incluso fui muy atenta cuando me contaba sobre sus problemas familiares; su padre era un borracho, su madre los abandonó. Sabía que había tenido un tiempo difícil, pero eso no justificaba nada de lo que me hizo. Después de su traición, simplemente me alejé con la desagradable sensación de haber sido engañada.

—¿Qué quieres, Rafael? —pregunté, no estaba aquí para perder el tiempo, especialmente no con él.

Parecía entender que no estaba para conversaciones agradables.

—Está bien —dijo—, Nube, quería preguntarte si tienes tus apuntes de química, no pude copiar la clase del viernes.

Uhm.

Sí, tenía los apuntes, pero realmente no quería dárselos porque era un idiota y no me gustaba.

Es pasado, Nube.

Yo era la presidenta del segundo año del curso de ingeniería, así que siempre tenía que estar pendiente de los estudiantes, era casi imposible para mí negarme.

Maldita sea.

Antes de que pudiera responderle, escuché una voz profunda detrás de mí que robó nuestra atención cuando dijo:

—Señorita Queen.

Me tensé sabiendo quién era.

Creo que ni siquiera respiré y mis manos comenzaron a temblar sin saber por qué.

Me di la vuelta con Rafael observando al profesor Hades Parker apoyado en su escritorio con los brazos cruzados sobre su pecho y su mirada fija en mí, dejándome nuevamente paralizada con la mente en blanco.

«Respira Nube, reacciona».

—¿Sí, profesor Parker? —me escuché decir, pero solo pensaba en no enredarme con la lengua o ahogarme con mi saliva.

—Ven aquí —continuó y sus ojos se dirigieron a Rafael para decir—: Ahora.

Había olvidado por un momento lo raro que era cuando pedía cosas porque no las pedía, las ordenaba. Miré a Rafael, lo conocía y parecía querer refutar al profesor por su interrupción, pero no lo hizo porque precisamente... él era el profesor.

Nunca me había alegrado tanto de obedecer a alguien.

Mientras me giraba y comenzaba a caminar hacia el profesor Parker, tragué saliva con fuerza, de repente sintiendo que mi corazón se aceleraba al darme cuenta de que su oscura mirada estaba fija en la mía y una esquina de su boca se curvaba como si pudiera ver el mal salir de él.

Mi leona quería correr y esconderse porque sentía que cuanto más me acercaba a él, más me acercaba a las puertas del infierno.

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