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Capítulo 1: Trágame tierra.

Capítulo 1: Trágame tierra.

Me cubrí los pechos con la tela delgada cuando me di cuenta de que apenas estaba cubierta con una bata transparente que revelaba mi desnudez frente a un doctor que NO era el mío y que ni siquiera trataba a adultos, sino a niños.

Trágame tierra y escúpeme en otro planeta.

Mi cara estaba tan roja que parecía un camarón entero.

—¿Qué? Pero... —mi voz se perdió, entendiendo todo; me quedé sin palabras.

El doctor Parker continuó con sus ojos dorados fijos en los míos; estiró la comisura de su boca en una media sonrisa que me pareció algo malévola, probablemente porque se estaba divirtiendo conmigo.

—Esta oficina es de pediatría —explicó—, el ginecólogo está al lado derecho del pasillo.

¿Qué?

Mierda.

Me cubrí la boca en shock, cerré los ojos y luego me quedé más rígida que una roca, como si pudiera hacerme pasar por una estatua simplemente desapareciendo; después de unos segundos, me atreví a mirarlo de nuevo, sintiendo que mi cara iba a explotar de lo sonrojada que estaba de la vergüenza.

—Entonces eres pediatra —dije, queriendo que me dijera que era una broma.

—Sí —afirmó, manteniendo aún esa media sonrisa en sus labios—. Hades Parker, a tu servicio.

Lo miré incrédula. ¿Estaba bromeando?

—¿Hades? —repetí; sus padres no lo querían seguro, aunque, oye, mi nombre era Nube—. Entonces no eres mi ginecólogo.

«Bueno, Nube, creo que eso ya estaba más que claro.»

Estaba cayendo en la redundancia.

—No —dijo mientras tomaba mi ropa y me la ofrecía—, a menos que quieras que te revise de otra manera...

¿Eh?

Lo ignoré deliberadamente, tomando mi ropa de sus manos, sintiéndome incómoda mientras me levantaba de la camilla algo inestable; lo hice tan rápido que mis pies se enredaron y caí al suelo de cara, sosteniéndome con las manos y las rodillas para evitar lastimarme la cara.

«Maldita sea mi torpeza.»

Lo miré hacia arriba, casi queriendo desaparecer, pero contuve la respiración cuando su mirada penetrante se fijó en mí, observándome desde su altura, dejándome nuevamente sorprendida por la belleza sobrenatural de su inframundo. No sé por qué tragué saliva cuando noté algo diferente en sus ojos; misterio, deseo o quizás oscuridad.

Levantó una de las comisuras de sus labios nuevamente en una sonrisa que me pareció malvada y me tendió una mano.

—Arriba —murmuró, pero parecía más una orden que una sugerencia.

Tomé su mano para levantarme, y en el momento en que nuestras pieles hicieron contacto, me estremecí; su agarre era firme, sus ojos nunca dejaron los míos, y tuve que recordar cómo respirar adecuadamente de nuevo.

Era el tipo de hombre que podía dejarte sin aliento y desarmada con solo una mirada.

¿Hacía calor, o era yo? Uhm, creo que era yo la que estaba más caliente que una fogata.

Solté su agarre cuando terminé de levantarme, y me giré para ponerme los pantalones rápidamente; solo necesitaba salir de allí lo más rápido posible. Me puse la camisa, pero guardé el sostén y las bragas en los bolsillos para ponérmelos después; solo necesitaba salir de esta oficina y poder respirar de nuevo.

—Yo... uhm, lo siento —dije sin poder mirarlo a la cara y me dirigí a la puerta rápidamente con los zapatos en la mano.

—Detente.

Me detuve casi de inmediato cuando escuché su voz y me giré para ver qué quería el Dr. Parker; nuevamente, parecía estar dando órdenes en lugar de sugerencias.

—¿Eh? —murmuré.

Aún mantenía esa ligera sonrisa malvada en sus labios que parecía esconder mil cosas, y no pude evitar notar que tenían hermosos hoyuelos en las mejillas.

Genial, la peor vergüenza de mi vida con el hombre más hermoso que he visto.

—¿De verdad eres virgen? —preguntó.

Me quedé por un momento tan quieta como una estatua mientras mi cara se sonrojaba aún más, y no le respondí; simplemente me di la vuelta con los labios apretados, yendo directamente al otro lado de la oficina donde estaba mi verdadera cita con el ginecólogo; esta vez me aseguraría de preguntar antes de desnudarme como loca.

Esperaba no tener que ver al Dr. Hades Parker nunca más en mi vida.

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