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Capítulo treinta y ocho

He evitado a los Ávila durante dos días completos. Ya me he acostumbrado a sentarme solo en el jardín durante la hora del almuerzo.

Al igual que los últimos dos días, me senté en el jardín comiendo mi hamburguesa con una mano mientras leía una novela con la otra. Escuché pasos acercándose y, sin vo...