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Capítulo veintidós

—¡Ah, mierda! —exclamé al despertar con un dolor de cabeza punzante. Me giré en la cama y miré alrededor de la habitación, solo para darme cuenta de que estaba en la habitación de Uno. Me levanté lentamente y me até el cabello porque estaba todo sobre mi cara. No estoy segura de lo que pasó; ¿me des...