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Capítulo 26

Paso una mano por su cadera mientras la otra traza un camino desde su mandíbula hasta su cuello. Su piel delicada, más suave que los pétalos de una rosa, me tiene hipnotizado. No puedo tener suficiente de ella, pero no quiero apresurarme. Sé que no puedo.

Con más fuerza de voluntad de la que jamás ...