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El largo beso de despedida

—¡Uf, maldición! —gimió Gretchen mientras se apoyaba con la mano en la herida de su pecho, cojeando de regreso a su dormitorio. Cuanto más caminaba, más débil se sentía, y cuando llegó a su habitación, estaba jadeando por aire.

Sintiendo su malestar, Damien abrió su puerta y la vio empujando la suy...