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—¿Me extrañaste? —preguntó Zayed con una sonrisa diabólica en su rostro.

—¿Qué demonios estás...—empezó a decir ella, pero él la interrumpió, simplemente tomándola en sus brazos y cubriendo su boca enfadada con la suya.

Su beso era caliente, sexy y tan descaradamente erótico que Ava no pudo h...