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7. Nada más que un animal, hambriento y violento

—¿Qué demonios llevas puesto?

Decir que me sorprendió la explosión de Nicolo cuando tropecé en el comedor sería quedarse corto. Su tono estaba cargado de un desprecio tan potente que estaba segura de que la ropa que había considerado apropiada se desintegraría por completo. Me aparté de su mueca de...