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5. Nunca muerdas la mano que te da de comer

—Te pelearé. Si me tocas. —Con indignación, las palabras salieron de mis labios, pero sabía que no podía pelear contra este hombre. Incluso él lo sabía, y mientras se erguía imponente sobre mí, la sonrisa en sus labios revelaba que era consciente de ese pequeño hecho. Observé cómo sus músculos se te...