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El Señor Oscuro

Tomé una gran bocanada de aire cuando finalmente abrí los ojos. Mis pulmones se sentían como si hubieran sido ahogados y luego quemados porque habían dejado de respirar por un tiempo y el oxígeno estaba inundándolos frenéticamente. La luz quemaba mis ojos también y por un momento tuve que parpadear ...