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Dése una oportunidad

—¿Mateo? —pregunté desde fuera de la puerta después de golpear dos veces—. Soy yo, Arianna.

Estaba a punto de golpear de nuevo porque no escuché ninguna respuesta durante unos minutos, pero entonces Mateo dijo:

—Entra.

Así que entré y de inmediato mis ojos se dirigieron al niño sentado en la cama...