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Tres Magnifique

—¿Estás cómoda? —me pregunta.

—Sí.

Lo miro con curiosidad porque está duro como una roca.

Lentamente, su mano se extiende para tocar mi piel, y dibuja círculos perezosos. Mi cabeza se apoya en la manta, mi cuerpo vibrando de placer y relajación crecientes.

Sus suaves dedos rodean mis pezones hasta ...