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Capítulo 52

A través de sus ojos entrecerrados y con una mente profundamente suspicaz, Mia observaba a Gabriel. Él estaba sentado al otro lado de la mesa, con los palillos en la mano, torpeando con ellos. Nunca había dominado la tarea de usarlos, pero había querido intentarlo esa noche. Había estado en el centr...