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74 Estoy vivo

Sentí un mareo cuando lo escuché terminar sus palabras. Mis pies retrocedieron, pero Daley dio un paso adelante y puso su mano en mi cintura. Habló suavemente.

—¿Estás sorprendida, verdad?

Miré sus ojos dorados y tranquilos, que no se parecían en nada a los ojos verdes de Frade. Aún no puedo creer...