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64 Estamos rodeados

—¡Detente! —le dije al conductor.

El conductor se detuvo bajo un árbol al lado de la carretera. Le puse un cuchillo en el cuello con una mano y con la otra alcancé las llaves.

—¡Quédate en el coche! —amenacé al conductor.

Él se quedó sentado en el asiento del conductor. Rápidamente abrí la puerta...