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188 Mi paciencia ha llegado a su límite

A la mañana siguiente, Frade fue a trabajar como de costumbre, y cuando yo estaba somnolienta, recuerdo que me besó para despedirse. Fue el teléfono de Liv el que me despertó. Me dijo que había enviado algunos mensajes a mi correo electrónico.

Así que me levanté y abrí mi portátil después de lavarm...