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145 Una huelga de hambre

—¿Rita? —miré asombrada a la mujer frente a mí. Llevaba un vestido grande y floreado, y la luz de la mañana brillaba en su rostro como una capa de gasa plateada.

Rita se acercó a la cama con su plato y dijo respetuosamente:

—Buenos días, Eva. Es hora de tu desayuno.

—¿Dónde está Daley? —pregunté....