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14 Deja que Eva diga lo que piensa

—¡Estoy sentada justo aquí! —Caminé hasta el final de la mesa y me senté frente a la silla del jefe.

—¡No creo que me hayas oído! —Gina se levantó, con las manos sobre la mesa de conferencias, y dijo cada palabra con un acento marcado—. ¡A tu lugar! ¡Ahora!

Me recosté y la miré fríamente. La atmós...