Read with BonusRead with Bonus

129 El diario de mi madre

Después de un rato, Daley se levantó y se paró junto a la cama para vestirse. Lo miré desnudo.

—¿Vas a llegar tarde?

Se puso la ropa y levantó la mano para mirar su reloj.

—No, está justo a tiempo. Ni un minuto desperdiciado.

—¿Volverás para almorzar conmigo?

—Me temo que no puedo. Tengo una re...