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Capítulo veintisiete

Comencé a correr hacia la frontera con mi vestido de fiesta y tacones, y unos cuantos lobos me siguieron, esta manada no se llevaba bien con la manada real, así que sienten un deber de protegerme como pariente de su alfa.

—¿Lo vas a llevar de vuelta? —se oye la voz de mi hermano. Me quedo callada.

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