




Capítulo 6
AUSTIN
Esperé pacientemente junto a la puerta del dormitorio a que Aria terminara, paseando de un lado a otro. Afortunadamente, nadie me ve así, o mi imagen como el Alfa dominante se vería afectada. Creo que es la primera vez que me encuentro en esta posición, esperando estúpidamente fuera de una puerta cerrada a que la persona detrás la abra y hable conmigo. Pero por ella... oh diosa... pasaría una vida esperando detrás de una puerta cerrada si eso significara pasar siquiera un minuto a solas con ella.
Sé que no fue de la mejor manera, pero al menos ahora ella sabe todo y finalmente puedo ser 100% honesto con ella y decirle cómo me siento. Me siento frágil y no me gusta. El nerviosismo es un sentimiento que nunca había experimentado en mi vida y nunca pensé que lo sentiría. Pensé que mi encuentro con mi compañera sería completamente diferente, pensé que ella sería una licántropa y que el amor a primera vista sería inmediato y recíproco. Pero nunca, oh nunca, consideré la posibilidad de que mi compañera destinada pudiera ser humana y que ella no sintiera todo lo que yo siento por ella a través del vínculo.
De repente, la puerta se abre, ella me mira con las cejas fruncidas, ha cambiado sus jeans y camiseta por unos leggings y una camiseta larga blanca, y su largo cabello negro mojado cae sobre sus hombros. Es sexy incluso cuando no lo intenta, y no creo que sea solo por el vínculo. En las noches que he pasado observándola, la he visto captar la atención de muchos de los clientes del bar, y me alivia saber que nunca volverá a poner un pie allí.
—Esto es todo lo que encontró Riley —me dice mientras entro en la habitación. La habitación ya huele a ella, aunque solo ha estado allí unas pocas horas, y tengo una terrible urgencia de dormir en esa cama con ella a mi lado.
—Podrías llevar una bolsa de basura y aún así te parecerías hermosa —le digo honestamente.
—Sí, por el vínculo —ella pone los ojos en blanco cruzando los brazos. Es tan jodidamente linda cuando hace eso, además empuja sus pechos hacia arriba bajo la camiseta y no lleva sujetador. Mira hacia arriba. Mira hacia arriba. Me aclaro la garganta.
—¿Sabes cómo funciona? —le pregunto mientras cierro la puerta detrás de mí.
—He estado leyendo sobre los cambiantes, así que...
—¿Tienes alguna pregunta?
—¿Por qué debería creerte cuando dices que soy tu compañera cuando Adam dijo lo mismo?
Suspiro pero trato de ocultar mi molestia. —No tengo ni puta idea de por qué ese imbécil te dijo eso. Una cosa es segura, sé cómo me siento. Cómo me sentí en el momento en que te vi. Eres mi compañera. Eres mía. —Me paso las manos por el cabello.
—¿Entonces qué somos los tres? Nosotros...
¿Qué está pensando? ¿Qué demonios son esos libros que está leyendo? No la compartiré. ¡Nunca! Es totalmente contra nuestra naturaleza compartir. Mi lobo gruñe peligrosamente y hago lo mejor que puedo para mantenerlo a raya y evitar marcarla en el acto.
—¿Nosotros? ¿Nosotros?! No hay nosotros. Solo estamos tú y yo, eso es todo. —Hago una pausa mientras la miro, con la confusión escrita en su rostro.
—Se supone que solo debemos tener una compañera, pero a veces sucede que somos una segunda oportunidad de compañero.
—Entonces, según tú... Adam podría ser mi segunda oportunidad de compañero... —Empieza, pero la interrumpo.
—Primero que todo, evita decir su nombre —gruño—. En segundo lugar, tú serías su segunda oportunidad de compañera porque yo todavía estoy aquí. —Suspiro—. Mira, sé que debes estar confundida porque yo también lo estoy. Pero sé que tú y yo somos reales, así que si me das una oportunidad para demostrártelo, sé que tú también lo verás.
—Está bien —responde sacudiendo la cabeza como si no lo creyera ella misma.
—¿Está bien? —le pregunto con una ceja levantada. Pensé que sería más difícil convencerla.
—Acepto porque, por extraño que parezca, me siento terriblemente atraída por ti... sin ofender. Quiero decir, eres realmente, realmente guapo, pero es más que eso. —Suspira—. Y quiero desenredar esta situación. Siento que es lo que debo hacer. No sé cómo explicarlo.
Me acerco a ella y hago lo que he querido hacer desde el momento en que mis ojos se posaron en ella, la beso. Y ella me besa de vuelta. Es el mejor beso de mi vida, es incluso mejor que todas esas veces que lo imaginé. Paso mis manos detrás de su cuello y subo detrás de su cabeza y ella gime mientras se aferra a mí. Mi cuerpo es invadido por una multitud de chispas y sé que ella lo siente por la forma en que su cuerpo se tensa... está sorprendida. Gime de nuevo y siento que mi miembro se endurece instantáneamente. Maldita sea, daría cualquier cosa por escuchar ese sonido una y otra vez.
Me alejo un poco para no asustarla con el monstruo que tengo bajo los pantalones y la miro a los ojos.
—Si supieras cuánto deseaba esto —le confieso con una pequeña sonrisa.
—Yo también lo deseaba, de lo contrario te habría dado una patada en las pelotas —se ríe cuando nota mis ojos abiertos de par en par—. Un día te mostraré los movimientos que me enseñaron mis hermanos —añade con un guiño.
Lo que dice no hace nada para disminuir mi excitación mientras la imagino peleando cuerpo a cuerpo.