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Treinta.

Colt yacía acurrucada en su cama, despertándose lentamente. Estaba envuelta en el calor más delicioso y pesado que jamás había experimentado, y todo su cuerpo se sentía sublime. Arqueó su espalda en ambas direcciones, antes de estirar sus hombros, lo que la llevó a descubrir que la fuente de calor e...