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Una llamada a casa

Zorah levantó el borde de la colcha y se metió en la cama, manteniendo su rostro apartado de Icaro. Su fuerte suspiro de frustración no la afectó en absoluto y acercó una almohada a su mejilla. Las sábanas y las fundas de almohada eran incluso más suaves que las de los hoteles lujosos. Si decidía de...