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Sentirse valiente

Zorah no podía apartar la mirada de Icaro mientras él la acostaba en el centro de la cama. Él se quedó de pie junto a la cama, mirándola con adoración y amor que llegaban a ella en oleadas. Notó el leve temblor en su mano cuando se movió para despeinarse el cabello y la forma en que su pie se movía ...