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Pureza

Las palabras de Ícaro la tomaron por sorpresa.

—Ícaro.

—No. Está bien, Zorah. No lo hice. Hasta que llegamos a Catania, no logré hacerte sentir segura y amada. Este es mi fallo como tu esposo. Te di pena por no intentarlo, pero me doy cuenta con tus palabras, mientras intentaba hacerte sentir mi a...