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La pareja que ora junta

Zorah observó cómo los labios de Icaro se movían ligeramente mientras tomaba su mano extendida.

—Icaro Lucchesi. Es un placer conocerte, Zorah. Bienvenida a Catania. Sería un honor mostrarte nuestra ciudad.

—¡Gracias!— trató de no reírse cuando él presionó sus labios en el dorso de su mano de mane...