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Arrestado

A la mañana siguiente, Zorah se despertó sola en su cama al sonido de su teléfono. La alerta de un mensaje de texto la hizo congelarse, y con cuidado extendió la mano para revisar los mensajes.

—Buenos días, sol. ¿Qué te parecería que mañana fuera el día en que te vayas y vivas tu propia vida?

—Ic...