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TREINTA Y UNO

Arrancó la capa exterior de papel de aluminio y no pudo evitar sonreír ante el dulce y familiar olor que emanaba de la barra. Era como una pequeña porción de cielo en la lúgubre habitación del hospital.

Con un movimiento lento y cuidadoso, Lyra despegó el resto del envoltorio, sus dedos deslizándos...