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Haga un viaje a Filadelfia

Los dos se miraron, y Audrey solo pudo apretar los dientes.

—¡Está bien! Te creeré esta vez, pero si algo le pasa a mi hija, ¡arriesgaré mi vida para matarte!

Viola entró en la sala sin impedimentos y pidió a su gente que llevara a Breenda.

Audrey estaba reacia y preocupada. Sin embargo, Breenda ...