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Capítulo treinta

Phoebe la miró asombrada.

—¡Vaya! —dijo—. Pareces alguien que acaba de salir de la cárcel. Relájate un poco, ¿quieres?

Kimberly la miró y sonrió.

—Estoy feliz —dijo—. Necesito esto. Después de todo lo que he pasado, lo necesito. Y definitivamente no necesito a nadie vigilando cada uno de mis movi...