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Capítulo veinte

Hillary suspiró, como si estuviera cansado del tema.

—Cariño, sé que amas tu libertad e independencia. Estoy orgulloso de ti. Me encanta que seas así, pero ahora necesitas un guardaespaldas. Simplemente ignóralo... Pretende que no está ahí y estarás bien. Te acostumbrarás.

Kimberly cerró los ojos ...