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Capítulo diecisiete

Él sería grueso y enorme. Pensó ella. Y gentil y rudo a la vez, sabiendo exactamente cómo presionar su piel, tocar sus puntos sensibles, jugar con su cuerpo hasta llevarla al orgasmo perfecto una y otra vez con su lengua, sus labios, sus dedos, sus manos y ese hermoso y venoso pene.

Ahora tenía un ...