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Treinta y ocho

Inmediatamente la puerta se cerró. Bella bajó la cabeza, ansiosa por quedarse sola con él.

—Mírame.

Dijo Blade, su voz sola le hacía estremecerse. Ella bajó la cabeza, no estaba lista para mirar a los ojos del vampiro de sangre pura, alguien que la diosa había designado como su compañero.

Escuchó...