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Dieciséis

El hombre lobo la arrojó al suelo áspero, provocando un grito de su parte. Estaba débil, no había duda de eso, y no podía luchar contra los hombres lobo. Luchaba por liberarse de ellos, pero cuanto más luchaba, más la mordían. Querían comerla cruda, no había duda de eso.

Pero necesitaba al menos de...