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Mamá roja Inzotta

—¡Oh, Hunnie! —grita, bajando corriendo los escalones del porche con su cabello rizado y rojo rebotando. La encuentro en medio de su jardín, corriendo hacia sus brazos y envolviendo los míos alrededor de su cuello. ¡Se ve igual!

Bahm pone sus manos en mi espalda y ambos sollozamos en los hombros de...