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LXXXVI

LXXXVI

Nos desplomamos ambos, enredados en nuestros miembros, ambos sin aliento. Él me giró en sus brazos para que quedara frente a él. Tenía una enorme sonrisa en su rostro. Se veía tan guapo de cerca. Sé que lo he dicho antes, pero el hombre era extremadamente atractivo.

—¿En qué piensas? —me pr...