




V
V
El silencio era lo más ruidoso que existÃa. También era lo más frágil, era mi mejor amigo después de los dÃas de adopción, era mi mejor amigo cuando Cameron se iba por el dÃa y no tenÃa a nadie más con quien hablar, era mi mejor amigo cuando Jonathan se fue de casa, era mi único amigo cuando Cameron asistÃa a la escuela de cocina. Era mi amigo más cercano cuando volvÃa a casa solo. Asà que mis ojos solÃan seguir a quien pensara que era sabio romper algo tan sagrado como el silencio.
Durante la cena del último verano después de haberme graduado de mi escuela de negocios en lÃnea, les dije a mis padres que me iba a mudar. El silencio que siguió a mi noticia fue ensordecedor, me puso ansioso. Necesitaba que dijeran algo, cualquier cosa. Incluso si era para maldecirme, su primer hijo ya se habÃa ido de casa, y yo también querÃa irme.
—¿Puedes hacerlo? —preguntó mamá rompiendo el silencio.
Papá le sostuvo el hombro.
—¿Estás seguro de que estás listo?
Mis labios se estiraron y formaron una sonrisa mientras asentÃa.
—Muy bien entonces, eres libre de irte. Solo dinos cuando estés listo.
Ese silencio habÃa dado el mejor fruto posible, porque de ese silencio, nacà yo. Bavard nació.
¿Este silencio? ¿Este que se creó después de la bomba que soltó Jonathan? Nunca iba a traer nada bueno.
—¿Cómo dijiste que se llamaba? —rompà el silencio primero. Por primera vez en mi vida, rompà el silencio.
Jonathan parpadeó una vez... dos veces... luego abrió la boca mientras masticaba, un hábito asqueroso suyo. Miré hacia otro lado para no tener que discutir con él como siempre lo hacÃa.
—Clarissa... Clarissa Russell.
Mi corazón empezó a latir en mis oÃdos, fuerte, rápido y muy ruidoso. Me consolé con el hecho de que tal vez no estuviera casada, pero esto lo hacÃa todo horrible. ¿El hecho de que fuera la esposa de mi hermano? La sangre se drenó de mi rostro.
Vi a Cam mirándome con preocupación escrita en su cara.
—No la traje aquà porque querÃa, ehm... hablar con ustedes primero —dijo Jonathan totalmente ajeno al hecho de que su noticia tenÃa un gran efecto en mÃ.
—Desapareciste por años, nadie sabe de ti y ¿tienes el descaro de aparecerte, y lo siguiente que escuchamos es que ya estás casado? ¿Y que tu esposa ya está esperando un hijo? —susurró mamá mientras preguntaba.
Papá se levantó abruptamente, su cara no traicionaba nada mientras se dirigÃa a su habitación.
Otro silencio siguió a su partida. Nadie dijo nada, nadie comió, todos estaban congelados, luchando con sus pensamientos al mismo tiempo.
Una imagen de mi palma sobre su muslo vino a mi mente. Me puse rÃgido en respuesta. Otra imagen de mi boca sobre la suya jugó en mi cabeza, solté una serie de maldiciones en silencio.
Sus dedos habÃan pasado por mi cabello, mis labios se habÃan cerrado sobre los suyos, mi lengua jugaba con la suya.
Salà corriendo del comedor y directo al baño. Vacié el contenido de mi estómago en el inodoro. Una vez que terminé, me desplomé en el suelo del baño sintiéndome vacÃo.
Jonathan me llevó con la primera chica con la que tuve algo, yo era tÃmido, no sabÃa cómo actuar. Él me enseñó todo y me llevó con la chica. También me enseñó a no tener nada que ver con una mujer casada, y ahora habÃa hecho algo con su propia mujer casada. Y querÃa más. Vomité una vez más, no podÃa mirarlo a la cara. ¿Cómo podrÃa?
—¿Estás bien? —Su voz estaba demasiado preocupada. ¿SeguirÃa preocupado si supiera lo que pasó entre su esposa embarazada y yo?
Levanté los ojos para mirarlo, su rostro me miraba con tanta preocupación.
—¿Por qué no me llamaste para la boda? —le pregunté débilmente.
Soltó una risa seca.
—En realidad, solo lo hicimos... descubrimos que estaba embarazada, y ella no querÃa que sus padres supieran que se habÃa quedado embarazada sin casarse... Solo éramos nosotros y el sacerdote, ya ves... —su explicación tenÃa sentido.
—¿Por qué nunca me llamaste? O enviaste un mensaje... Yo esperé...
Su expresión feliz se desvaneció rápidamente en remordimiento.
—QuerÃa ser alguien de quien pudieras estar orgulloso... ya era el peor hermano mayor que podÃas imaginar, lo único que te enseñé fue cómo meterte en problemas o cómo salir de ellos... menos mal que no aprendiste...
—Pero Cam sÃ... —respondà en voz baja.
Él rió suavemente.
—QuerÃa construir algo de lo que pudieras presumir ante todos, que tu hermano lo construyó desde cero... —Hizo una pausa. Luego rió.
—Fracasé estrepitosamente... Solo hice que todos estuvieran tristes, incluyéndome a mÃ.
—Siempre estuve orgulloso de ti... siempre... —le dije sinceramente.
Se inclinó a mi nivel y me abrazó. Yo lo abracé de vuelta. Ninguno de los dos dijo nada. La culpa me comÃa, pero también sentÃa alivio.
Bebimos nuestra sidra de manzana mientras nos sentábamos en el balcón, nuestros padres salieron, papá ni siquiera miró en dirección a Jonathan. Mamá murmuró una excusa para irse, asà que solo éramos tres, como en los viejos tiempos. Cam, Jonathan y yo.
Pero en lugar de nuestros trajes de juego habituales que usábamos de niños, estábamos vestidos con trajes. En lugar de nuestras travesuras habituales, estábamos teniendo una conversación real. Los tres en diferentes caminos de nuestras vidas... algo que nunca imaginamos de niños.
—Nunca imaginamos que te atarÃas, nos criaste asÃ... ¿y te casas? ¿Qué pasará con Kenny y conmigo? —preguntó Cam a Jonathan.
Él comenzó su explicación, pero yo me desconecté, ¿cómo podÃa estar cómodo hablando con él como si no hubiera estado soñando despierto con su esposa? ¿Cómo le harÃa saber esto?
—Oye Jonathan, ¿podemos ver una foto de tu esposa? Ni siquiera la hemos visto y hemos estado escuchando sobre ella —pregunté tan pronto como se me ocurrió.
Vi a Cam mirándome con confusión, pero me giré para no revelar lo nervioso que realmente estaba.
Jonathan asintió antes de sacar su teléfono y mostrarme su foto.
Con manos temblorosas recogà el teléfono de él.
Mis cejas se fruncieron tan pronto como vi la foto. No era mi Clarissa.
—¿Cuál es su apellido de soltera?
—Jones, ella era Clarissa Jones.