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El amigo, el monstruo - Parte III

Leora:

—¡Mírame!— Mantengo mis ojos en el cuerpo sin vida de Carmen y el órgano que una vez latía, ahora arrojado a su lado, inmóvil y silencioso. La mujer que una vez estuvo llena de fuerza y orgullo no es más que un cadáver ahora, ahogándose en un charco de su propia sangre. Nunca fuimos cercanas ...