Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

—Lo siento, amo, por favor perdóneme, pero lo amo y no puedo alejarme de él.

—Vete, no tengo un sirviente estúpido como tú.

—Por favor, amo.

Bofetada

—¡Ay! Me golpeaste muy fuerte. Lo hiciste a propósito, ¿verdad?

—¿Qué estás diciendo? Apenas te toqué.

—¿Qué está pasando, Mabel? Esta es la qui...