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Síndrome de Estocolmo

LATTON acababa de terminar de hablar con Boris por teléfono cuando Igor detuvo el coche frente a la entrada principal de la mansión.

Él le abre la puerta y pronto se sienta en el asiento del conductor. —¿A dónde, señorita? —pregunta amablemente, su voz suena jovial en lugar de amenazante.

Ella son...