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El regalo

Después de que Latton huye de Thalia, se encierra apresuradamente en su habitación y, tan pronto como cierra la puerta, sus rodillas se debilitan. Se apoya en la puerta, se desliza lentamente hasta quedar sentada, abraza sus rodillas y comienza a sollozar.

—Vuelvo a creer en ella, y nunca cambia —m...